martes, 29 de noviembre de 2011

XIMO GONZÁLEZ


¡Que era tu compañera y no tu esclava!

¡Que no tenías derecho a maltratarla!

¡Que tu obligación era cuidarla!

¡Que no te abandonó porque te amaba!

¡Que todas tus palizas perdonaba!

¿Quién crees que eres tú, para matarla

o, como a un pobre perro, apalearla?

Ahora, se acabó lo que se daba.

No tienes ya lugar entre la gente

Que trata a los iguales con respeto,

Y cuida su hogar amorosamente.

Desde este mismo instante, yo te reto,

Que cambies ya tu “chip” de delincuente

Y a tu ancestral violencia pongas veto.

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