viernes, 20 de enero de 2012

IMÁN DE NEVERA


Falta sal para mis versos
y sobran lágrimas en la alacena.
Tengo el congelador vacío
y la vida casi llena.
Habré de tender la colada
de la ropa blanca y de estos huesos.
Recargar el móvil, el corazón y los pañuelos.
Se me olvidó pagar la contribución
y apagar los deseos.
Pegamento del bueno
para aquel amor que hace unos meses
se me cayó al suelo;
si se le notan las grietas
tendré que buscarme uno nuevo.
Me he quedado sin café
sin tomate frito y sin tiempo.
Pedir a la vecina un poco de cariño;
mañana se lo devuelvo.
He de meter en el congelador
la merluza y los besos.
Ah, que no se me olvide pedir el pan
para el bocadillo del almuerzo.
Y para todos
el de cada día, el nuestro.
Se me han acabado las sonrisas
para antes del desayuno.
Pasar por la farmacia.
El imán de nevera
ya no aguanta mis sueños.
Mañana es jueves: habrá aguacero.

Manolo Benages


1 comentario:

  1. La cocina, escenario de nuestra cotidianidad, curiosa recurrencia.
    En la encimera, Mariela vistió la leche con tutú; en la cocina de Amelia amanecía un sol de medianoche; Mariajosé, entre pucheros, levitaba con Milton; en la mesa de su cocina, Laura encuentra su universo de poesía; el refrigerador 3 veces visitado por Tony en la soledad de Hyde.
    Tu imán de nevera, resume toda necesidad física y espiritual.
    Muy buen poema.

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